jueves, 7 de julio de 2011

Los Hijos de Medusa

Nombre del Capítulo: Hijos de Medusa
Fundación: No registrada; Capítulo ratificado por Edicto [011.M37]
Mundo natal: Basado en una flota [tres grupos de batalla principales independientes]
Fortaleza-Monasterio: Red de asteroides fortificados, Sistema Taelus [ver anexo]
Semilla genética (predecesor): Manos de Hierro.
Descendentes conocidos: Ninguno.
“Purgad a los débiles” Lema de los Hijos de Medusa.

Los Hijos de Medusa son un Capítulo con una historia de una eficiencia implacable en la persecución inmisericorde de los enemigos del Imperio. Descienden del linaje de los Manos de Hierro y comparten muchas de las predilecciones de sus antepasados, incluyendo la intolerancia por la debilidad de la carne y una confianza en el poder de la máquina que pocas veces se encuentra en los Capítulos de Marines Espaciales. El distinguido historial de honores de batalla del Capítulo, desde su participación en gran número de Cruzadas hasta su triunfante defensa de numerosos mundos imperiales de herejes y alienígenas enmascara un pasado oscuro que muchos adivinan, y una historia secreta y turbulenta de herejía y discordia.

Los orígenes del Capítulo se remontan al tiempo conocido en los anales imperiales como el Interregno de Nova Terra, que tuvo lugar a comienzos del M.35. Fue un período de división y guerra civil en el cual el Imperio se fracturó en facciones dispares y belicosas que dividieron a las Adeptas y enfrentaron a antiguos aliados los unos con los otros. Durante este período, no sólo sufrieron el cisma la gobernabilidad y religión del Imperio, sino que el Adeptus Mechanicus también se vio afligido por la división y la guerra interna por diferencias doctrinales y poderes en liza. Uno de los más amargos de estos conflictos fue el Cisma de Moiras, una batalla dogmática entre la Ortodoxia Marciana y un credo radical basado en los escritos proféticos de una tríada de tecnomísticos del pequeño mundo forja de Moiras.

El credo de Moiras se extendería como un incendio por los dominios del Mechanicus incluso después de que el mundo fuera reducido a cenizas por la flota de rectificación del Fabricador General. El credo disruptivo rápidamente ganó influencia, tanto dentro de las sectas del sacerdocio del Mechanicus como entre un cierto número de regimientos de Tecnoguardia y legiones de Titanes, causando un daño inaudito antes de llegar a los Capítulos de Marines Espaciales con lazos con el Adeptus Mechanicus; y en esto, los Manos de Hierro no fueron una excepción.

Las doctrinas de Moiras fueron acogidas rápidamente por un número significativo de miembros del Capítulo, encabezados por el infame místico del Omnissiah, el Padre de Hierro Setol Sollex. La discordia sobrevino rápidamente, y los Manos de Hierro estuvieron verdaderamente al borde de una guerra civil, algo que sólo pudo evitar la intervención del Consejo del Gran Clan de los Manos de Hierro, que impuso un acuerdo. La solución que se tomó para evitar un gran derramamiento de sangre fue notoriamente simple y dura: el exilio para la minoría que había abrazado la doctrina disidente, con un tratado que obligaba a ambas partes a no alzarse jamás en armas contra sus antiguos hermanos.

Se cree que hasta la tercera parte de los Manos de Hierro se escindieron, para unirse con el tiempo con otros Marines Espaciales procedentes de otros Capítulos sucesores de los Manos de Hierro que compartían sus creencias (aunque existen pruebas de que algunos, como los Garras Rojas, destruyeron sin piedad a sus hermanos errantes en lugar de permitirles sobrevivir). Esta facción exiliada todavía se veía a sí misma como parte del Imperio, todavía Manos de Hierro, y aunque reducidos a una irrisoria flota, comenzaron a buscar y destruir objetivos enemigos.

Con el tiempo, poco a poco comenzaron a crecer en número y fuerza, enviando su semilla genética a las autoridades imperiales y llevando a cabo su tarea como si todavía fueran parte de su antiguo Capítulo. Con el tiempo, la facción exiliada siguió usando la iconografía y patrones de los Manos de Hierro de donde habían sido expulsados, con alguna pequeña variación y se dividieron en tres nuevas Compañías de Clan para afianzar su inexorable crecimiento, y así llegaron a sobrevivir al cisma que les vio nacer.

Así continuaron las cosas hasta la llegada de la Era de la Redención. Durante este período, los resurgidos Altos Señores de Terra reunificaron los restos de la anarquía y purgaron todo aquello que no podía ser salvado en el Imperio. Los exiliados de Moiras de los Manos de Hierro, que ahora eran un Capítulo independiente en todo menos en el nombre, fueron examinados y juzgados, y sus registros analizados al detalle, así como su semilla genética, en busca de alguna traza de desviación o contaminación, y al final fueron declarados leales e inmaculados.

Mediante un singular edicto, los Hijos de Medusa fueron reorganizados y ratificados como Capítulo de los Adeptus Astartes bajo la gracia del Emperador, a pesar de las protestas de algunos miembros del Adeptus Mechanicus y de los importantes recelos de numerosos Capítulos de Marines Espaciales.

La primera campaña que los Hijos de Medusa llevaron a cabo tras su reconocimiento fue tomar parte en la Gran Selección: la destrucción sistemática de aquellos sobre los que el juicio del Imperio no había sido indulgente. Para demostrar su lealtad y despejar las dudas de sus detractores, los Hijos de Medusa tomaron sobre sí la tarea con celo y determinación implacable, superando incluso a su Capítulo progenitor en las rudas formas con que ejecutaron su labor.

Incluso después de haber finalizado la Gran Selección, las tres flotas del Capítulo de los Hijos de Medusa se demostraron infatigables en la persecución de los enemigos del Imperio, uniéndose a muchas grandes Cruzadas y estampando sus fuerzas contra el enemigo, sin importar lo desesperado de la situación, ganándose a regañadientes el respeto, si no la confianza, de sus compañeros Marines Espaciales con el trascurrir de los siglos. Su reputación se encuentra manchada por aquellos que llamarían a los Hijos de Medusa saqueadores y carroñeros de batalla.

Ello se debe a su tendencia de buscar y apropiarse de armas y tecnología de los caídos; un hábito aprendido durante los duros años de exilio. Los detractores de los Hijos de Medusa dicen de ellos que el deseo de recoger equipamiento sigue siendo un motivo subrepticio de sus acciones, y la razón principal por la que nunca han rehusado combatir contra los Capítulos de Marines Espaciales que han renegado de sus votos o que han sido censurados por las autoridades imperiales.

ORGANIZACIÓN

Siguiendo un patrón organizativo único, derivado en parte del Capítulo de los Manos de Hierro, los Hijos de Medusa difieren bastante del Codex Astartes en cuanto a estructura de mando, mientras que lo siguen a nivel táctico y de escuadras. En lugar de la división habitual en diez Compañías, el Capítulo se divide en tres Clanes de Guerra, cada uno de los cuales a su vez se divide en una Compañía de Batalla, una Compañía Táctica y una Compañía de Apoyo (siendo las dos primeras aproximadamente equivalentes a sus contrapartidas del Codex, mientras que la Compañía de Apoyo engloba una mezcla de escuadras de Devastadores, Asalto y Veteranos).

Además, en lugar de tener una Compañía completa de Exploradores, como dicta el Codex, cada uno de los Clanes de Guerra mantiene un cuerpo de reclutas e iniciados que es considerado como una fuerza auxiliar. Cuando se une todo, esta fuerza se asemeja a la noción de fuerza de un Capítulo en los términos sancionados en el Codex.

En la práctica, como en todos los Capítulos, las fuerzas reales de los Hijos de Medusa pueden variar enormemente en función de los niveles de desgaste en sus filas y el estado de su fuerza de Exploradores. Esta fuerza de Exploradores en particular puede variar de tamaño, pues los Hijos de Medusa son especialmente rudos con sus reclutas, no permitiéndoles el menor signo de debilidad o de fallo. Para ellos es preferible correr el riesgo de destruir un candidato apto que permitir la posibilidad de que un individuo con fallos pueda ingresar en las filas de los Hermanos de Batalla del Capítulo.

Para aquellos que no superan el juicio de sus señores y sobreviven, el futuro de una existencia sin mente como servidor en las forjas del Capítulo es lo mejor a lo que pueden aspirar.
Cada uno de los Clanes de Guerra de los Hijos de Medusa es regido por un Infanzón de Hierro, y cada Compañía está al mando de un Capitán, asistido en un rol subordinado por un Capellán, que actúa como señor de doctrina y disciplina. Los Infanzones de Hierro de los tres Clanes de Guerra actúan de manera concertada para controlar el Capítulo actuando como su Consejo, puesto que el Capítulo no tiene un único Señor desde el fallecimiento de Setol Sollex, hace milenios.

Este consejo de tres se encuentra asesorado por la sabiduría de los Ancianos: el conjunto de los Dreadnoughts Venerables del Capítulo. La amplia hermandad de Tecnomarines del Capítulo, conocida como la “Cámara Ferrum”, es más grande tanto en número como en autoridad dentro de los Hijos de Medusa que la fuerza de Tecnomarines que se puede encontrar en un Capítulo Codex estándar. La Cámara Ferrum permanece fuera de la estructura de los Clanes de Guerra, y su propósito es proporcionar sentido de conjunto y mantener unido al Capítulo, y son ellos quienes proveen de los vitales suministros de guerra para las dispersas fuerzas de asalto del Capítulo. La Cámara Ferrum además gestiona la disposición de la flota del Capítulo, e integra el Apotecarión del Capítulo y ostenta el mando de sus forjas e instalaciones.

A pesar de lo que puede parecer una estructura muy dividida, los Hijos de Medusa han desarrollado un alto grado de unidad de acción y coherencia como Capítulo, dominados por una confianza en la fría lógica y la búsqueda del arte de la destrucción hasta alcanzar una eficiencia perfecta. Como corresponde a unos herederos de los Manos de Hierro, el nivel de tecnología y armamento que usan los Hijos de Medusa es elevado, y sus armerías concretamente son amplias y variadas. Los buques forja del Capítulo son famosos por poder rescatar, reparar y producir una amplia variedad del equipo de combate de los Adeptus Astartes.

Se cree que esta capacidad tecnológica abarca la inusual capacidad de producir nuevos chasis de Dreadnought y construir algunos de los modelos menos habituales de Land Raider, como el Prometheus. Esto no evita que los Hijos de Medusa intenten activamente aumentar sus reservas, y sus Tecnomarines están bien versados en los ritos secretos del Omnissiah de puesta de nuevo en servicio y de tecnoexorcismos, lo cual hace que cualquier victoria contra un Capítulo renegado aumente el poder de los Hijos de Medusa.

En cuanto a su personalidad, los Hijos de Medusa deben mucho a sus antepasados, pues se muestran altamente intolerantes con la debilidad física o mental en los otros, y menos aún en ellos mismos. Esta obsesión se manifiesta de manera más notoria en su preferencia por altos niveles de reconstrucción biomecánica y cibernética en sus Hermanos de Batalla. Quienes han luchado con ellos también ponen de relieve sus frías maneras y sus respuestas apenas emocionales, pues parecen poco complacidos con el éxito y no buscan la gloria sino para probar su valía ante el Capítulo.

El fallo en los Hijos de Medusa es intolerable y las ofensas contra el honor del Capítulo, reales o imaginarias, son respondidas con una fuerza letal, mientras que las derrotas son vistas como sucesos que hay que corregir y vengar. Hacer cualquier otra cosa sería una debilidad, y la debilidad es la muerte.

HONORES DE BATALLA MÁS NOTORIOS

La Cruzada de Bellrath [182-453.M38]

En el año 182.M38, bajo los auspicios del Pretor Slayban Bellrath, un poderoso noble de la corte terrana que había alcanzado el puesto de Lord Militante, se decretó una poderosa cruzada para liberar y dominar el área de espacio designada como las Fisuras de Laanah, en las fronteras noroccidentales del Segmentum Pacificus, de las manos de alienígenas y herejes. Esta cruzada, una de las más grandes de su tipo en siglos, fue ejecutada por más de veinticinco millones de soldados reclutados para la Guardia Imperial y números desconocidos de peregrinos y adláteres.

La Cruzada fue reforzada por las fuerzas de dos Legiones de Titanes y ocho Capítulos de Marines Espaciales en distintos momentos, de los cuales uno de los más activos fue el de los Hijos de Medusa. Las Fisuras de Laanah eran una peligrosa área de espacio apenas cartografiada, gran parte de la cual había permanecido son contacto humano desde antes de la Era de los Conflictos, de modo que la Cruzada topó con una muy dura resistencia desde el principio.

Poco después de haberse internado en lo desconocido, el Capítulo de los Hijos de Medusa se trabó enseguida en combate con una especie xeno desconocida, tribus asquerosamente degeneradas en el vacío y pequeños imperios subhumanos que renegaban de la ascendencia del Emperador. En el plazo de cincuenta años la Cruzada empezó a flaquear, y fue entonces cuando los Hijos de Medusa obtuvieron su mayor victoria en la Cruzada, contra la retorcida raza alienígena denominada “Infernales” por las fuerzas imperiales.

Estas horribles criaturas antropoides contaban con una oscurantista armería capaz de inundar el vacío alrededor de sus mundos con fuego disforme y, aunque sus formas físicas eran decadentes y frágiles, marchaban a la batalla a lomos de aullantes monstruosidades biomecánicas cuyas afiladas pinzas podían penetrar el blindaje de un tanque con facilidad.

Con el avance de la Cruzada de Bellrath encaminado y los terribles xenos acosando a las fuerzas imperiales en retirada, el total de la fuerza de los Hijos de Medusa rodeó a las flotas de ataque alienígenas y ejecutó un peligroso contraataque, apareciendo tras las líneas de batalla alienígenas y golpeando como una lanza en el corazón de sus dominios en el sistema estelar de nombre clave “Espiral de Gusano”.

Utilizando la ciencia arcana de sus aliados Magos Exploratores, la flota del Capítulo había modificado las bobinas de disformidad de sus naves para ayudar a repeler el fuego disforme que envolvía la Espiral de Gusano, proporcionándoles un medio de defensa, aunque fuera temporal, de modo que les permitió atrapar a sus confiados enemigos tras sus cielos ardientes. Sabiendo que tenían poco tiempo, los Hijos de Medusa se lanzaron en un ataque directo empleando toda la fuerza unida de su Capítulo, mientras las llamas infernales acariciaban los escudos de vacío de sus naves mientras alcanzaban la órbita baja sobre el mundo trono de los Infernales, donde desataron mortales oleadas de cápsulas de desembarco, Thunderhawks y arietes de asalto sobre las ciudades alienígenas.

El ataque de los Hijos de Medusa fue tan imparable como despiadado; las torres de coral negro con forma de telaraña de los Infernales fueron derruidas y los templos decorados con osarios en nombre de dioses oscuros erigidos hacía milenios por manos inhumanas fueron derribados. Pillados por sorpresa por la velocidad y ferocidad del asalto, los Infernales, que tan poderosos eran por la Disformidad, ahora se encontraban indefensos como niños ante la tormenta.

Toda la resistencia que los alienígenas pudieron montar fue inmisericordemente aplastada, sus terribles forjadores de fuego aislados y derribados por salvas de cañones de asalto y sus poderosos mecanoides de combate abatidos por el martillo de trueno y el hacha de energía. Posteriormente se dijo que los Hijos de Medusa mataron y mataron, destruyendo metódica y fríamente a las criaturas, disparando hasta que se agotó el prometio de sus lanzallamas y los proyectiles de sus bolters. Y aun así siguieron matando, primero con cuchillos de combate y espadas sierra, y cando sus filos se embotaron, con cualquier cosa que pudieron encontrar.

Muchos Hermanos de Batalla se vieron obligados a pulverizar a sus enemigos con sus puños acorazados y a despedazar a las aullantes y aterrorizadas criaturas con sus manos desnudas. La matanza que desencadenaron pintó las ruinas de las ciudades-templo alienígenas con el pálido icor de los Infernales, y la mitad de su mundo se vio reducido a ruinas. Sólo entonces los Hijos de Medusa se retiraron.

Con la muerte de la Espiral de Gusano, los Hijos de Medusa habían desgarrado el corazón del enemigo, tanto militar como espiritualmente, y la resistencia de los Infernales contra la Cruzada se vino abajo, con su voluntad de combatir quebrada totalmente. En un puñado de años desaparecieron.

Una antaño orgullosa raza reducida a cenizas con unos pocos refugiados dispersos y huyendo en la profundidad del vacío para escapar de la ira de la humanidad. En el plazo de un siglo, una gran franja de las Fisuras de Laanah se encontraba bajo dominio imperial y los Hijos de Medusa entraron en la mitología de los nuevos habitantes del Sector, quienes se empezaron a referir a ellos entre susurros como “la Muerte Esmeralda” que caía del cielo para castigar a los enemigos del Emperador. Por su parte, el Capítulo mantiene algunos lazos con esta zona, por ser una de sus victorias más laureadas, conservando algún contacto esporádico con algunas facciones del Mechanicus que han construido bases en sus fronteras y manteniendo derechos de reclutamiento basados en la costumbre en varios de sus mundos como tributo por la fundación del Sector Laanah.

DISPOSICIÓN EN LA GUERRA DE BADAB

Los Hijos de Medusa se unieron a la causa leal en la Guerra de Badab en respuesta al requerimiento que hizo el Legado Inquisitorial Jarndyce Frain solicitando refuerzos de Marines Espaciales al declarar herética la Secesión. Su principal ayuda en la guerra fue castigar a los Garras Astrales y los otros Capítulos secesionistas quienes, a sus ojos, estaban reclamando la destrucción por sus pecados.

Los primeros cruceros y escuadrones de ataque de los Hijos de Medusa llegaron a primeros de 907.M41, junto con el resto de la fuerza leal. La fuerza combinada de los Hijos de Medusa comprendía la totalidad del Clan de Guerra Átropos, apoyados por elementos sacados de las armerías del Capítulo y de los Clanes de Guerra Megera y Láquesis, suponiendo un total equivalente a unas cinco o seis Compañías Codex, con una flota de seis cruceros de asalto, dos naves forja, una barcaza de batalla y catorce naves de escolta y ataque de diverso tipo.

El líder indiscutible de la fuerza de los Hijos de Medusa era el Infanzón de Hierro Vaylund Cal, del Clan de Guerra Átropos; aunque debía deferencia al Magister Militum, el Gran Comandante Carab Culln de los Escorpiones Rojos, en cuanto a despliegue estratégico y uso de su Capítulo, ningún Hijo de Medusa atendió las órdenes de nadie que no fuera su superior en el Capítulo.

De todos modos, el Gran Comandante Culln ya había luchado antes junto con los Hijos de Medusa, en la derrota del ¡Waaagh! Hendecráneos treinta años antes, y les conocía bien; además, los Escorpiones Rojos gozaban del respeto de los Hijos de Medusa como Capítulo. Su historia pasada ayudó considerablemente en las relaciones entre ambos, quienes de otra manera hubieran estado en discordia debido a sus caracteres tan dispares, de modo que el Gran Comandante Culln desplegó sabiamente el Capítulo donde su fuerza y tenacidad produjeran el mayor efecto.

Durante la primera fase de su involucración en la Guerra de Badab, los Hijos de Medusa recibieron la tarea de limpiar los baldíos post-atómicos de Cygnax de fuerzas secesionistas, y después la de dirigir las incursiones sobre Decábalus y Eshunna, ambos mundos exteriores del Sector de Badab. Además de estos honores de batalla, los Hijos de Medusa llevaron a cabo la famosa campaña de sometimiento contra el mundo rebelde de Galen. La mayor derrota singular del Capítulo sobrevino con la destrucción de su crucero de asalto “Males de Guerra”, que se perdió junto con toda su tripulación en batalla con el Capítulo de los Ejecutores cerca del Sistema Pena en 911.M41.

El resultado de esta batalla fue que los Salamandras y los Hijos de Medusa casi se enfrentaron acerca de la salida de los Ejecutores de la guerra. El último gran enfrentamiento de los Hijos de Medusa en la Guerra de Badab iba a ser el durísimo asalto a la fortaleza orbital de Centinela-Sigma, preparatorio del ataque final sobre Badab Primus. En esta brutal acción de abordaje el Capítulo luchó contra una tormenta de fuego junto con los Exorcistas para hacerse con el control de la vital fortaleza estelar, del tamaño de una ciudad.

Fue Vaylund Cal a la cabeza de los Exterminadores de los Átropos quien se abrió camino hasta las bóvedas de máquinas de la fortaleza estelar y quien cortó sus enganches de plasma de cinco metros de grosor para silenciar las baterías de armas de la estación, permitiendo por fin a los leales tener acceso libre para atacar la superficie de la estación. La conquista subsiguiente de Centinela-Sigma destrozó el sistema de “Anillo de Acero” de defensas de Badab y permitió que diera comienzo el asalto final sobre el propio Badab.

ANEXO: El Cisma de Moiras

Un grave conflicto doctrinal tuvo lugar en el seno del Culto Mechanicus en los primeros años del M.35. Este cisma, bautizado tomando el nombre del pequeño mundo forja de Moiras, en el límite noroeste del Segmentum Solar, fue uno de los más duros y extendidos que afligieron al Adeptus Mechanicus desde la Herejía de Horus. El cisma surgió durante la prolongada guerra civil del Interregno de Nova Terra, factor que permitió la rápida extensión de doctrinas radicales que tal vez hubieran sido rápidamente aplastadas en un período más estable de la historia imperial.

El tecnocredo de Moiras se basaba en los cálculos de olas proféticas de una tríada de tecnomísticos de un templo en el interior de los colosales generadores de datos de Moiras, quienes creían haber descubierto una serie de patrones de predicción dentro de las microfluctuaciones de la baliza del Astronomicón. Creían que estos patrones gemátricos contenían la palabra del Omnissiah-Dios Emperador, a través de la cual se podría desentramar la madeja de la historia futura y el destino de la humanidad.

Compilaron los frutos de sus adivinaciones apocalípticas en archivos encriptados, copias de los cuales rápidamente se extendieron por muchas sectas del Culto Mechanicus. Estas enseñanzas radicales incluían, entre otras cosas, visiones e interpretaciones de la voluntad del Emeperador, referencias veladas al derrocamiento de Marte y la fusión del Culto Mechanicus y la Eclesiarquía en un todo unificado.

Estas afirmaciones fueron tratadas (como cabía esperar) como sedición oscura por las autoridades del Mechanicus de Marte y la guerra civil pronto prendió entre elementos tradicionalistas y radicales. Una de las primeras bajas del conflicto fue el propio mundo forja de Moiras, arrasado hasta las cenizas por la flota marciana. Pero para ese entonces el credo del cisma ya se había extendido. El conflicto entre sus defensores, la Ortodoxia Marciana y otros grupos opositores radicales ardió intermitentemente a lo largo del milenio subsiguiente antes de que se pusiera definitivamente fin al cisma y sus partidarios supervivientes se plegaran al Culto Mechanicus.

Aunque los Hijos de Medusa nacieron como resultado del Cisma de Moiras, se desconoce cuánto de sus enseñanzas han sobrevivido más de cinco milenios después. Lo que se da por cierto es que muchas facciones del Adeptus Mechanicus todavía les miran con sospecha y que sus progenitores, los Manos de Hierro, les tratan con fría educación, en el mejor de los casos. Sin embargo, los Hijos de Medusa mantienen buenas relaciones con cierto número de sectas de Exploratores y han sido incansables en su defensa del Imperio, lo cual les ha reportado alabanza y honor en muchos campos de batalla.

Es necesario destacar, por último, que a finales del M.39, los Hijos de Medusa establecieron una serie de estaciones fortificadas en asteroides en el sistema minero abandonado de Taelus para que les sirviera como instalación permanente para su Capítulo, que tiene su base en una flota, construyendo armerías seguras, bancos de semilla genética y forjas en el interior de las masas ferrosas de los asteroides. El Sistema Taelus se encuentra a menos de un día de navegación disforme del mundo muerto de Moiras.

ANEXO: Los Clanes de Guerra de los Hijos de Medusa

Siguiendo un patrón similar al de sus antepasados, los Hijos de Medusa mantienen una estructura de Clan que se superpone a los patrones más tradicionales de organización de los Marines Espaciales que se pueden encontrar en el Codex Astartes. Donde los Manos de Hierro están formados por diez Clanes asociados con las ciudades-caravana nómadas de su mundo natal, los Hijos de Medusa mantienen tres Clanes de Guerra: Láquesis, Megera y Átropos, que fueron establecidos por su fundador Sollex durante el Cisma de Moiras.

La doctrina y jerarquía dentro de cada uno de estos clanes de guerra es muy independiente respecto de los demás, pero todos deben fidelidad a la estructura general de mando del Capítulo. Las insignias y heráldica de cada Clan de Guerra varían los unos de los otros; el Clan Megera emplea la forma más ortodoxa de la heráldica esmeralda y blanca del Capítulo; los Átropos incluyen más elementos de negro en su heráldica; y los Láquesis incorporan color plata. Más allá de estos signos visibles de diferenciación entre los Clanes de Guerra, cualquier variación dogmática o estratégica que exista entre ellos, así como la verdadera interacción o jerarquía dentro del Capítulo, sigue siendo impenetrable para los que no pertenecen a él.

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