jueves, 7 de julio de 2011

Los Exorcistas

Nombre del Capítulo: Exorcistas
Fundación: 13ª [Registros sellados, aprox. finales del M35/comienzos del M36]
Mundo natal/despliegue: Destierro/autónomos
Fortaleza-Monasterio: La Basílica Malefex
Semilla genética (predecesor): Clasificado (por bula inquisitorial)
Descendentes conocidos: Ninguno.
“Con mi voluntad reniego de ti, con mi corazón te rechazo, con mi mano te destruyo; bestia de la nada, al vacío destierro tu alma oscura…” Del Liber Exorcismus

Los Exorcistas, un noble y valeroso Capítulo que ha salvado muchos mundos amenazados y derrotado numerosos enemigos sirviendo al Emperador, son a la vez el epítome de los Adeptus Astartes y un enigma, y mucho de lo que se sabe de ellos se encuentra envuelto en un velo de profundo misterio.

Se trata del único Capítulo existente de la 13ª Fundación de Marines Espaciales, llamada “la Fundación Maldita” en algunas fuentes, y la naturaleza exacta de su creación y la semilla genética empelada permanece clasificada por una Bula Absoluta especial del Representante Inquisitorial que fue designado en el momento de su fundación. El Capítulo mantiene antiguos y fuertes vínculos con la Inquisición y con ciertas facciones de la Ordo Malleus en particular, y se cree que es el mecenazgo y designios de las Sagradas Ordos lo que les ha dado su carácter único, y bien podrían haber instado su creación, como un gran experimento o para algún propósito en concreto.

Lo que se sabe es que el Capítulo se ha especializado desde hace mucho tiempo en combatir a enemigos de naturaleza demoníaca o que han tenido tratos con los Poderes Ruinosos. En especial los Exorcistas son capaces de prevalecer en zonas de guerra infernales allí donde otros Marines Espaciales, aunque valientes, hubieran podido ser traicionados por sus sentidos y sus almas mancilladas por la exposición prolongada a la influencia de la Disformidad.

Aparte de esta particular pericia, los Exorcistas están concebidos y organizados como un Capítulo de Marines Espaciales plenamente operativo y equipado, capaz de conducir operaciones estratégicas según los preceptos del Codex Astartes. En esto el Capítulo difiere enormemente de los Caballeros Grises, el más arcano y secreto de los Capítulos, cuya verdadera naturaleza y singulares armas están dedicadas a la destrucción de entidades demoníacas por encima de todo lo demás, y cuya organización y habilidades son únicas en la maquinaria de guerra del Imperio.

Del carácter de los Exorcistas se sabe que son estudiosos, inteligentes, altamente honorables y, por encima de todo, muy calmados fuera de la batalla, pero en la guerra se transforman en una fuerza inusualmente agresiva, cuyo intelecto es aplicado al rápido análisis y explotación de las condiciones en el campo de batalla y la aplicación decisiva de fuerza para destruir al enemigo.

En el fragor de la batalla, los Marines Espaciales de los Exorcistas son famosos por utilizar ciertas artes mentales ocultas para entrar en un semitrance de una consciencia más elevada, que les permite deshacerse por completo del miedo y el dolor, incluso cuando hacen frente a los horrores que atentan contra la cordura de la Disformidad. Esta capacidad no es desconocida entre los Marines Espaciales (aunque algunos rehúyen esas técnicas a favor de un fervor religioso o de simple rabia encauzada para acabar consiguiendo más o menos los mismos efectos), pero el extremo hasta el cual son capaces de distanciarse de las penurias físicas y espirituales y seguir operando se ha convertido en casi legendario.

Cada Marine Espacial de los Exorcistas es también un maestro de las tradiciones arcanas en un grado no visto en otros Capítulos y son particularmente duchos en reconocer las vilezas del Demonio y sus obras, y cómo combatirlas. Se dice que cada Hermano de Batalla, antes de ingresar en el Capítulo y convertirse en un pleno Marine Espacial de los Exorcistas, debe dominar el uso de los seiscientos sesenta y seis versos del Liber Exorcismus de la Ordo Malleus, romper los siete sellos de Salomoneth y ser experto en el uso de los hexagramas unicursales para guardar espiritualmente sus armas y equipo de las influencias de la Disformidad.

Este grado de conocimiento oscuro, generalmente considerado prohibido dentro del Imperio, es la causa de que se cierna una sombra de sospecha sobre el Capítulo por parte de algunos, especialmente dentro de la Eclesiarquía y algunos Capítulos de Marines Espaciales con un ferviente odio de la hechicería de cualquier tipo, incluso la practicada por los sirvientes del Emperador, como los Templarios Negros. Estos cargos han sido más que respondidos efectivamente por el ejemplar registro de los Exorcistas en la defensa del Imperio, no únicamente contra enemigos de procedencia demoníaca, sino contra otras amenazas diversas, como ¡Waaaghs! Orkos, incursiones eldar y traidores y renegados de carácter mucho más mundano a lo largo de los siglos.

El mundo natal del Capítulo es conocido como Destierro, y se dice que es un antiguo mundo primitivo ubicado en los bordes de los Estrechos de Narasima, un sector en cuarentena en la Franja Este. El planeta sirve como la principal instalación de entrenamiento del Capítulo y como su armería; allí está su fortaleza monasterio fuertemente armada, la Basílica Malefex, donde se custodian las reservas de semilla genética y se encuentra el Apotecarion, así como los vastos archivos de tradiciones ocultas y honores de batalla del Capítulo.

Destierro también aloja varias instalaciones secretas de la Ordo Malleus bajo la protección de los Exorcistas. A pesar de este enorme complejo, el núcleo del Capítulo habitualmente se encuentra en servicio activo continuado, siendo la totalidad del Imperio su campo de operaciones y respondiendo el Capítulo a llamadas de auxilio y marchando a zonas de guerra a su voluntad. La movilidad de los Exorcistas se encuentra reforzada por una enorme flota capitular de largo alcance, con el inusualmente elevado número de tres barcazas de batalla, y la historia ha demostrado que el Capítulo es altamente flexible en sus despliegues, operando en ocasiones como una fuerza de combate dispersa pero capaz de reunificarse en un todo con rapidez gracias a una estructura de mando bien integrada y a una refinada capacidad para el planeamiento operacional.

Comparados con otras unidades de Marines Espaciales que tomaron parte en la Guerra de Badab, los Exorcistas mostraron un alto grado de adaptabilidad e impredictibilidad en batalla, tanto en términos tácticos como de armas empleadas. Cuando sus enemigos se daban cuenta de su preferencia por los avances disciplinados y adaptaban a ello sus planes, de repente se encontraban superados al cambiar de estrategias el Capítulo, mostrando una sutil y clara percepción de que en ocasiones pillaban a sus adversarios con la guardia totalmente bajada.


ORGANIZACIÓN

Los Exorcistas son justamente reputados como un Capítulo Codex, con gran parte de su organización, estructura y operatividad táctica adhiriéndose a lo que se recoge en este gran tomo. Además, gran parte de la práctica común del Capítulo, sus insignias y honores, así como la doctrina táctica básica se basa en gran parte en los más que probados patrones de los Ultramarines y sus sucesores.

El Capítulo, no obstante, presenta algunas notables y sustanciales diferencias respecto de las previsiones del Codex, siendo la primera y más obvia que los Exorcistas tienen un orden de batalla de doce compañías, por oposición a las diez habituales. Las Compañías Diez, Once y Doce del Capítulo está formadas en su totalidad por neófitos Exploradores que prestan servicio para convertirse en plenos Hermanos de Batalla.

Se cree que la razón para este cuerpo ampliado de Exploradores es consecuencia de las altamente heterodoxas y peligrosas prácticas de entrenamiento del Capítulo, de las cuales se rumorea incluyen numerosas técnicas para llevar el cuerpo y alma de los neófitos a las pruebas más extremas. Algunos creen que esas pruebas incluyen incluso exposición controlada a entidades de la Disformidad para endurecer el alma de los hermanos Exorcistas generándoles cierta tolerancia a lo impío y así descartar pronto a aquéllos que puedan ser susceptibles de corrupción espiritual. Las tasas de fatalidad y corrupción de estas prácticas sin duda son escalofriantemente elevadas, de modo que sin el constante influjo de reclutas el Capítulo pronto perecería.

El destino de los que no superan el entrenamiento de los Exorcistas es desconocido para quienes no pertenecen a la jerarquía del Capítulo o quizá a las facciones secretas de la Ordo Malleus que tienen su base de operaciones en Destierro. Los Exorcistas han guardado siempre silencio acerca de sus métodos de entrenamiento y el origen y desarrollo de sus dones y conocimientos únicos, y dado que Destierro se encuentra en una zona prohibida en la que tan sólo el Capítulo goza de una dispensa para poder operar, los ojos ajenos nunca han presenciado sus prácticas de primera mano.

Otra característica reseñable dentro del Capítulo es la presencia de ciertos subcultos esotéricos en las filas de los Exorcistas dedicados a campos específicos de pericia y conocimiento, y que se conocen genéricamente como las Oratios. Muchas de estas Oratios se manifiestan en el campo de batalla en las distintas escuadras y divisiones del Capítulo, mientras que sus círculos interiores están constituidos por veteranos y otros Hermanos de Batalla de alto rango.

La aceptación dentro de uno o más de estos subcultos es una señal de gran reconocimiento dentro del Capítulo, y ser miembro de uno no excluye el involucrarse con otro. Cada una de las Oratios mantiene sus propios libros de tradiciones a través de los cuales es traspasada su sabiduría a los futuros guerreros, y el acceso a los mismos está disponible para cualquiera dentro del Capítulo que desee aprender de ellos. La más prominente de estas Oratios es la Guardia Enoquiana, a la cual pertenecen muchos de los veteranos que conforman la Primera Compañía. Llamada así por Enoch Trismegistus, quien según la leyenda del Capítulo fue el primer Señor del Capítulo de los Exorcistas, la guardia son matademonios, y contarse entre sus números conlleva el requisito de haber matado una manifestación demoníaca en combate singular.

Otras Oratios del Capítulo que han llegado a ser conocidas fuera del mismo incluyen al Obelisco Thelemus, a la cual pertenecen gran parte de los Devastadores veteranos y Tecnomarines de los Exorcistas, y la Torre Quebrada, que se encuentra compuesta casi exclusivamente por miembros del poderoso Librarium del Capítulo.

HONORES DE BATALLA MÁS NOTORIOS

La Derrota del Dios Cornudo, la Guerra Aschen [307.M40]

En 300.M40, después de que una sangrienta revuelta cultista en el mundo cardenalicio de Dimmamar pusiera de relieve lo forzado que se había vuelto el control imperial en esa región, surgieron una serie de revueltas menores e incursiones a lo largo de todo el subsector, en lo que con el tiempo acabaría conociéndose como la Guerra Aschen. Desprovista poco a poco de gran parte de sus defensas a través de generaciones para proveer de las mismas a otros conflictos cercanos, esta región fronteriza se encontraba mal equipada para hacer frente a una catástrofe como la que le sobrevino.

Muy rápidamente estalló una guerra a tres bandas entre los asediados defensores de los Mundos de Aschen, los cultos de adoradores del Caos que habían sumado varias guarniciones de defensa planetaria a su causa y unos incursores orkos que llegaron cruzando la frontera desde el adyacente Racimo de las Fauces Sangrientas. El contraataque imperial estaba dirigido por las fuerzas combinadas de dos Capítulos de Marines Espaciales, los Exorcistas y los Manos Oscuras, respaldados por el 54ª de Necromunda y el 60ª de Fusileros de la Guardia Imperial y las Hermanas de Batalla de la Orden del Corazón Valeroso.

Los Exorcistas pronto se dieron cuenta de que una de las claves para conseguir la victoria sería localizar y destruir al oscuro señor de muchos nombres que acechaba detrás de los distintos cultos del Caos de la región, una criatura demoníaca que en Dimmamar era conocida como el Dios Cornudo. Un ser de sombra y malicia, el Dios Cornudo era señor de pactos infernales que engullían las almas de los que mataban sus sirvientes. Cuando los Exorcistas finalmente arrinconaron al Príncipe Demonio en las laberínticas ruinas prehumanas del mundo muerto de Belphago, se encontraba asistido por una guardia de millares de sus fanáticos seguidores y varias partidas de guerra de los Marines Espaciales de los Amos de la Noche que se hallaban sometidos a su voluntad.

Lo que siguió fue una de las acciones más duras y costosas de la historia del Capítulo, en la cual los Exorcistas, asistidos por una fuerza de ataque de la Ordo Malleus compuesta precipitadamente, se abrieron un camino a través de las olas de ataque suicidas de cultistas y las habilidosas emboscadas y crueles asaltos de los Amos de la Noche antes de hacer frente a los demonios envueltos en negras llamaradas que servían al Dios Cornudo.

En la titánica lucha final entre las ruinas derruidas de un templo de los dioses oscuros más antiguo que la historia el hombre, la Guardia Enoquiana de los Exorcistas y un puñado de Inquisidores supervivientes y sus agentes se enfrentaron al Señor de las Sombras en toda su blasfema e impía gloria. Sobreponiéndose a los disparos y descargas de energía, la bestia acuchilló las filas de los Exorcistas, partiendo a guerreros Exterminadores por la mitad con una facilidad despectiva y destrozando a los huéspedes demoníacos del Inquisidor Grey antes de devorar a su amo.

Los Exorcistas se negaron a retirarse del horror al que se enfrentaban a pesar de sus bajas, y lentamente el peso de sus ataques empezó a dar sus frutos. El punto de inflexión de la batalla tuvo lugar cuando uno de los Dreadnoughts del Capítulo, el Venerable Sybra, se sacrificó para abrir una herida en el cuerpo del Demonio y así dejar expuesto su ardiente corazón. Este noble acto permitió a los Exorcistas hacer presión en su ataque mientras el Demonio se retorcía de la agonía.

De una valiente embestida, el Bibliotecario Malachite perforó el maldito corazón con su lanza de energía y, haciendo acopio de sus energías y su fuerza de voluntad de adamantium, con su arma cortó la conexión del demonio con el plano mortal, derrotándolo definitivamente.

Cuando los aullidos de rabia y frustración del Archidemonio surcaron el éter, todos en el subsector Aschen, aquéllos que habían empeñado su alma a cambio de un poco de poder del Dios Cornudo, pagaron el precio y fueron consumidos por llamas negras, que desbarataron el poder de la revuelta del Caos. Un tercio del Capítulo de los Exorcistas había perecido, pero la marea de la guerra ahora iba a favor del Imperio, y en el plazo de un año, el subsector se encontraba de nuevo bajo el control imperial.
La Liberación de Redilpetro [740.M41]

Antes de que se revelara la totalidad de la magnitud de la amenaza tiránida, la Flota Enjambre Behemoth causó una honda herida en el Imperio antes de ser definitivamente detenida en Macragge en 745.M41. En los años previos, antes de que los Ultramarines se retiraran a su mundo natal, gran parte de las defensas de sus dominios de Ultramar estaban en cuadro y desprotegidas ante la voracidad de la bestia. Muchos mundos cayeron, pues sus llamadas de socorro fueron desoídas o ignoradas, mientras que unos pocos fueron lo suficientemente afortunados como para escapar por pura suerte o por ayuda de fuera.

Uno de esos mundos fue Redilpetro, un inhóspito y minusvalorado mundo fronterizo menor en el borde nororiental de Ultramar. Cuando un navío mercante que estaban esperando, el “Nostros Vex”, apareció con tres semanas de retraso, a la deriva y aparentemente sin vida a bordo en el borde del sistema, presagió el comienzo de una pesadilla para los colonos de Redilpetro.

Rápidamente se desencadenó una infestación de Genestealers y, en la plaga creciente, las horribles criaturas se abrieron paso a través de los asentamientos de Redilpetro como un cuchillo de carnicero a través de la carne cruda. Solos, y conscientes de que era poco probable que sus llamadas de auxilio fueran respondidas, los colonos lo hicieron lo mejor que pudieron para juntar sus pocas armas y organizar una defensa, decididos a vender caras sus vidas si podían. Cuando todo parecía perdido y sólo quedaban los asentamientos principales, todo lo que les quedaba a los aterrorizados hombres y mujeres que se cubrían tras las fútiles barricadas era rezar por la liberación.

Y la liberación llegó en forma de cañoneras Thunderhawk carmesíes que descendieron sobre penachos de fuego. La Tercera Compañía de los Exorcistas, desviada de su curso por la sombra tiránida en la Disformidad, había oído la llamada de auxilio de los colonos. Su Crucero de Ataque, el Mano de Gloria, que había matado a dos krakens del vacío invasores en el sistema exterior, desembarcó a sus Marines Espaciales para presentar batalla en el suelo de Redilpetro.

Las batallas que siguieron fueron rápidas pero furiosas. En un primer momento, los Genestealers intentaron infiltrarse sigilosamente únicamente para encontrarse con la potencia de fuego de los Exorcistas esperándoles. Las progenies rápidamente cambiaron de táctica y trataron de superar a sus enemigos en un torbellino de garras y colmillos. Habituados como estaban a los horrores de la Disformidad, incluso estos xenos de pesadilla, aunque mortales más allá de toda medida, poco miedo causaron a los Marines Espaciales de los Exorcistas.

Con una eficiencia casi clínica, los Marines Espaciales ubicaron campos de fuego cruzado para atrapar a sus atacantes en zonas mortales previamente preparadas para así anular la ventaja de los Genestealers en velocidad y números. Mientras tanto, el poderoso Bibliotecario de los Exorcistas, Castor Machen, buscó a los líderes de progenie y les convirtió en cenizas con ardientes llamas. Redilpetro sobrevivió gracias a los esfuerzos de los Exorcistas; quizás una pequeña victoria en el contexto general de la guerra contra las Flotas Enjambre, pero una victoria al fin y al cabo.

Los testimonios tomados posteriormente por los investigadores de la Ordo Xenos dejan clara constancia del temor reverencial que los colonos supervivientes profesaban hacia sus salvadores, y muchos aún hablaban de los sonidos de las torvas letanías que entonaban los Exorcistas que perduran en sus sueños.


DISPOSICIÓN EN LA GUERRA DE BADAB

El Capítulo de los Exorcistas tomó parte en las postrimerías de la Guerra de Badab, enviando un fuerte destacamento para reforzar a los leales en 908.M41 tras la declaración de Lufgt Huron y su Capítulo como Traidores Excomulgados. La fuerza de los Exorcistas se componía de la totalidad de las Segunda, Tercera y Quinta Compañías de Batalla, junto con la Sexta Compañía de Reserva Táctica, la Undécima Compañía de Exploradores y la mitad de la Primera Compañía de Veteranos.

La fuerza, que llegó en distintas etapas entre 908.M41 y 911.M41 se encontraba bajo el mando de Silas Alberec, el famoso Capitán de la Tercera Compañía de los Exorcistas y heredero designado para mandar el Capítulo. Los Exorcistas también trajeron consigo dos Barcazas de Batalla, tres Cruceros de Ataque y tres escuadrones de naves de ataque, sumando diecisiete naves en total. Esta flota supuso para los leales una aportación sustancial a las fuerzas de asalto planetario que se demostraría valiosísima en las fases finales de la guerra.

El despliegue leal inicial de las fuerzas de los Exorcistas fue para reforzar la principal línea de batalla, mientras que se destacó una fuerza más pequeña para ayudar a los Hijos de Medusa en Cygnax. Esta última fuerza de combate de todos modos se vio pronto en dificultades para operar junto a la principal fuerza de los Hijos de Medusa, debido a las diferencias de carácter y de objetivos.

La primera campaña importante en la que se vio involucrado el Capítulo fue la invasión leal de Sagan, que se convertiría en uno de los enfrentamientos más grandes de toda la guerra y posiblemente en el comienzo de la caída de los secesionistas. Durante esta dura serie de batallas, los Exorcistas tuvieron la tarea de trabarse con las naves secesionistas, utilizando el fuego combinado de sus Barcazas de Batalla con gran éxito, antes de desenvolverse admirablemente en el asalto y toma del objetivo secundario de los leales, el mundo destacado de Sagan V.

Una presa inesperada que también pudieron reclamar los Exorcistas fue el mercante armado “Soyuz-Maru”, que en el momento del ataque transportaba importantes suministros de municiones destinadas a la defensa del Racimo Endymion. Los Exorcistas pudieron tomar el navío y su valiosa carga intactos tras una acción de abordaje de tres horas contra los Marines Espaciales de los Guerreros Mantis que lo custodiaban. El Capítulo participó en otras batallas menores a lo largo de los siguientes años.

Cuando se pusieron en marcha los asaltos finales sobre el Sector Badab, los Exorcistas, que se encontraban prácticamente a plena fuerza, fueron empleados como piedra angular de la línea de ataque leal. El Capítulo se involucró totalmente en la casi desastrosa invasión del Pireo, donde a pesar de las bajas, se desenvolvió formidablemente y cosechó grandes elogios por sus inquebrantables y ágiles acciones.

Más tarde, en el ataque sobre el propio Badab, el Capítulo fue asignado al asalto de la fuertemente defendida fortaleza estelar Centinela-Sigma, mientras su flota de escoltas se encargaba de conformar el grueso de la fuerza de bloqueo del sistema. En la primera de estas tareas los Exorcistas salieron triunfantes, tomando el control de la estación y destruyendo a su guarnición a pesar de la inquebrantable y amarga defensa dirigida por el infame Capitán de los Garras Astrales Corien Sumatris.

De todos modos, para vergüenza del Capítulo, el bloqueo del sistema falló cuando reinó la anarquía en la superficie de Badab Primus después de que los Carcharodones prendieran fuego a los reactores de las colmenas y empezaran una reacción en cadena que condenaría el planeta. En el barullo que se organizó para intentar abandonar el planeta, tanto leales como secesionistas lucharon para escapar en cualquier nave que pudieran.

En la confusión subsiguiente, los Exorcistas dispararon y en algún caso destruyeron cualquier nave que no pudiera demostrar ser un aliado, desafortunadamente matando a compañeros leales en el proceso. Peor aún, una nave donde se hallaba la mayor parte del círculo interior de Lufgt Huron logró eludir el bloqueo en la confusión reinante, portando el cuerpo de su señor. Estos eventos empañarían la historia del Capítulo, la cual, de otra manera, sería de un servicio ejemplar en la Guerra de Badab.

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