jueves, 7 de julio de 2011

Los Escorpiones Rojos

Nombre del Capítulo: Escorpiones Rojos
Fundación: Desconocida [Los datos señalan que es previa al M.35]
Mundo natal: Zaebus Minoris/ Capítulo en Cruzada.
Fortaleza-Monasterio: Vigilia, una estaciónd e batalla que orbita sobre el mundo feudal de Zaebus Minoris [ubicación exacta desconocida, Fisura Ordon]
Semilla genética: Desconocida/sin información.
Descendentes conocidos: Ninguno.

“No hay mayor ofensa que traicionar la voluntad del Emperador; para un hombre normal puede haber expiación para tal pecado en la muerte, pero para un miembro de los Astartes, ni siquiera la tumba puede contener suficiente sufrimiento para pagar por este crimen”, Carab Culln.

Los Escorpiones Rojos, un intransigente y férreo Capítulo, siempre han estado listos, en sus cinco mil años de historia registrada, para la defensa del Imperio, luchar contra aquellos que lo ponen en peligro y castigar a aquellos que lo traicionan. Son fanáticamente leales al Emperador, en cuya divinidad creen sin ninguna duda.

Siguen estrictamente el Codex Astartes, el cual consideran una escritura sagrada. Son tradicionalistas incondicionales entre los Marines Espaciales, así como acérrimos protectores del orden y autoridad imperiales, y siempre han respondido con premura a las llamadas de gobernadores imperiales y cardenales acosados por la traición y la herejía dentro de sus propias filas. Su odio visceral hacia los alienígenas y mutantes también se ha vuelto célebre a través de las estrellas, así como su devoción por la pureza y el desprecio por cualquier desviación de la raza humana.

A pesar del largo e impecable historial militar de los Escorpiones Rojos, todavía hay quien desconfía de ellos, basándose únicamente en que los orígenes del Capítulo siguen siendo todo un misterio, así como la Fundación a la que pertenecen o el Capítulo primogenitor del cual se tomó su semilla genética. Una semilla genética la cual, además de destacar por su absoluta ausencia de cualquier tipo de deterioro o corrupción, no presenta ninguna señal que permita rastrearla (ni siquiera por aproximación) hasta una de las Legiones de Marines Espaciales originales.

De hecho, algunas de las creencias más arraigadas en el seno del Capítulo se basan precisamente en la pureza y consistencia de su semilla genética, e irán hasta donde haga falta para preservarla recuperar la semilla de los hermanos caídos para de esta forma asegurar el futuro del Capítulo. Para los Escorpiones Rojos, la corrupción de la semilla genética supondría la debilidad, tanto suya como la de cualquier otro Capítulo de Marines Espaciales y, por tanto, la debilidad del tejido mismo del Imperio, algo que simplemente no pueden permitir.

La creencia fanática de los Escorpiones Rojos en su propia pureza, y hasta dónde están dispuestos a llegar para preservarla, ha generado un fuerte aislamiento del Capítulo siempre que ha tenido que colaborar con otras instituciones imperiales en cualquier cosa que exceda el nivel militar puramente práctico, y por ello ni mantienen dominios ni se encuentran sujetos a nada que no sea su propio sentido del deber.

Como Capítulo, son extremadamente xenófobos, y bajo ninguna circunstancia contemplarán la posibilidad de servir junto a alienígenas, o aliarse con ellos, ni siquiera aunque les cueste la vida. De hecho, son extraordinariamente intolerantes con cualquier desviación genética de la raza humana pura, y desprecian profundamente a los subhumanos y mutantes de cualquier clase, y habitualmente han rehusado combatir como hermanos de armas con esas “abominaciones”. La única excepción que permiten es la de aquellos pocos a los que consideran dignos, por haber sido creados por la mano divina del Emperador (Adeptus Astartes y Navegantes, por ejemplo), pero incluso en esos casos hay límites a lo que están dispuestos a tolerar.

El de los Escorpiones Rojos es un Capítulo con base en una flota, la cual se encuentra constantemente en movimiento, viajando entre zonas de guerra y permitiendo así una cierta disponibilidad de tropas para quienes soliciten su ayuda, siempre que el Capítulo les considere merecedores de ella. A lo largo de su historia han luchado en cada esquina del Imperio y han tomado parte en muchos grandes conflictos, y son justamente renombrados por su papel en el Conflicto Helicano, el Asedio de Helios o las batallas contra la odiada Marea de Sangre.

Han combatido solos tanto como junto a otros guerreros del Imperio y, aunque se les ha considerado perdidos en varias ocasiones, siempre han regresado del abismo para desenvainar nuevamente sus espadas al servicio del Emperador. Un ejemplo destacable de ello lo supuso la Cruzada en la que se embarcó el Capítulo entero en la peligrosa región de la Fisura Ordon, en la zona sudoccidental del Segmentum Tempestus en M.39, la cual estaba plagada de rápidos espaciales, tormentas gravíticas y otros fenómenos letales. Las circunstancias exactas del largo viaje de los Escorpiones Rojos en esta mortífera área siguen siendo un misterio, pero durante más de trescientos años el Capítulo permaneció sin contacto de ningún tipo con el Imperio y se declaró perdido.

Tras la reaparición triunfal de los Escorpiones Rojos en la batalla de las Hermanas Grises contra los Amos de la Noche en Oriflame, se constató que el Capítulo había fundado una estación orbital de batalla llamada Vigilia sobre el mundo primitivo de Zaebus Minoris, en el interior de la Fisura Ordon, como base permanente. Aparte del propio Capítulo y de un puñado de miembros de alto rango del Administratum, los Escorpiones Rojos han mantenido en secreto la ubicación exacta del Sistema Zaebus y las rutas seguras necesarias para llegar hasta él, protegiendo así la seguridad de su pilar fundamental de reclutamiento. Incluso ahora que han reclamado un planeta como propio, los Escorpiones Rojos siguen siendo un Capítulo móvil y en cruzada constante, usando Vigilia y Zaebus Minoris simplemente como una mera base de operaciones más que como el centro de unos dominios, y continúan patrullando todo el sur y oeste galácticos en busca de los enemigos de la Humanidad.

ORGANIZACIÓN

Los Escorpiones Rojos siguen, tanto en estructura como en doctrina, los dictados del Codex Astartes, y se pueden considerar considerar un Capítulo Codex casi en cada detalle, aunque se ha venido observando que los Capellanes y Comandantes del Capítulo han elaborado algunas interpretaciones propias del texto. Las estructuras internas de los Escorpiones Rojos son tremendamente autoritarias, y la disciplina y el orden en sus filas es absoluto. Se da por sentado que las órdenes de los superiores deben ser obedecidas por parte de los hermanos de batalla bajo su mando sin vacilar en cualquier circunstancia, sea o no en combate.

Cada Capitán de Compañía es conocido con el título honorífico de “Comandante”, mientras que el Señor del Capítulo recibe el título de “Gran Comandante” y, como tradición, el segundo al mando de los Escorpiones Rojos es el Señor del Apotecarión. Debido al importante lugar de honor que tiene la pureza genética en el dogma de los Escorpiones Rojos, el Capítulo cuenta con un número mayor de Apotecarios que la mayoría de los demás Capítulos de Marines Espaciales. La labor sagrada de estos Apotecarios es mantener una vigilancia constante sobre sus hermanos para evitar cualquier tipo de corrupción bioquímica. Habitualmente se despliega a los Apotecarios de los Escorpiones Rojos en la primera línea del frente, ubicándoles en escuadras tácticas para asegurarse de que pueden recoger la valiosa semilla genética de sus hermanos caídos.
Tal y como dicta el Codex Astartes, los Escorpiones Rojos se valen de plena variedad de armamento siempre que les es posible, coordinando los distintos elementos del Capítulo para alcanzar los objetivos tácticos y estratégicos en cualquier tipo de conflicto. Cada Escorpión Rojo es un combatiente altamente disciplinado y se espera de él que domine cada faceta imaginable de la guerra que prevea el Codex, así como que esté disponible para ser reasignado a distintos tipos de escuadra o a otra Compañía según surjan las necesidades. Aunque el Capítulo sigue fielmente el Codex en su despliegue táctico y estratégico, es cierto que ha mostrado una inesperada capacidad de innovación cuando ello ha sido preciso.

Un ejemplo especialmente destacado tuvo lugar en el legendario Asedio de Helios, en las postrimerías del M.38, cuando los Tecnomarines del Capítulo desarrollaron espontáneamente el Land Raider Helios, un modelo que sacrifica la capacidad de transporte a favor de la potencia de fuego de largo alcance del lanzamisiles Whirlwind. La causa de este hito fundamental se debe en no poca medida a la profunda reticencia a depender enteramente de la artillería de una Guardia Imperial a la que consideraban se había corrompido. Desde entonces, otros Capítulos de Marines Espaciales han incorporado el Land Raider Helios a sus arsenales, e incluso la validez del modelo ha recibido la aprobación del Culto Mechanicus de Marte.

Por otra parte, aunque son perfectamente capaces de emplear ese tipo de tácticas siempre que haga falta (como quedó demostrado durante el Incidente Angstrom durante la Guerra de Badab), los Escorpiones Rojos son famosos por disgustarles profundamente las operaciones encubiertas, pues prefieren trabarse y vender al enemigo a campo abierto.

Consideran que ese oscuro modo de hacer la guerra, así como las añagazas que conlleva, como el camuflaje y la infiltración, son tremendamente deshonrosas, y las evitan salvo que sea imperiosamente necesario. Como consecuencia de esta actitud, por lo general la Décima Compañía de los Escorpiones Rojos, formada por escuadras de Exploradores neófitos, despliega en primera línea de combate, en lugar de desempeñar cometidos de reconocimiento, y su empleo táctico es el de asegurar posiciones de fuego en terreno poco accesible o ser utilizadas como fuerza auxiliar para responder a las situaciones que se puedan presentar durante la batalla.

La armería de los Escorpiones Rojos está bien surtida, y se sabe que emplean un gran número de blindados y de Dreadnoughts de distintas variantes, teniéndose constancia de que tienen un número envidiable concretamente de cápsulas de desembarco y de Land Raiders. La forja de su Capítulo también es famosa por mantener (y producir en cantidades limitadas) una variedad de distintos modelos de armadura de Marines Espaciales, especialmente la famosa servoarmadura MkIV “Maximus”, que habitualmente emplean los veteranos del Capítulo como muestra de rango y honor.

De la misma manera, el Capítulo pone mucho ahínco en la calidad de sus armas, concediendo a menudo como recompensa para sus veteranos un arma de notoria calidad, habitualmente una espada, un hacha o un puño de energía, en lugar de concederles una mención o algún elemento decorativo para sus armaduras. Esto cumple una doble función, tanto práctica como simbólica, puesto que se equipa a lo más selecto del Capítulo con los más efectivos instrumentos de guerra, y a la vez se crea un signo distintivo que refleja el poder y el honor del guerrero delante de sus iguales.

Esta asociación entre armas de gran poder y rango militar dentro del Capítulo alcanza su máxima expresión en unas antiquísimas y poderosas espadas conocidas como las “Lágrimas del Escorpión”, las cuales tienen cada una su propia historia objeto de leyenda y reverencia, y que son portadas por los Comandantes del Capítulo. La única carencia de equipo que tiene el Capítulo es su menguante número de armaduras de Exterminador, como consecuencia de continuas bajas a lo largo de los últimos siglos. Se cree que apenas la mitad de la Primera Compañía de los Escorpiones Rojos puede ser desplegada en armaduras de Exterminador si la situación lo requiriera. Se desconoce las medidas que está adoptando el Capítulo para poner remedio a esta situación.

HONORES DE BATALLA MÁS NOTORIOS

La reconquista de Shaehol, Segunda Cruzada Aegisina [633.M39-635.M39]

La Segunda Cruzada Aegisina se lanzó para recuperar los mundos Mandrágora en 633.M39, perdidos tras siglos de aislamiento por tormentas de disformidad. Los Escorpiones Rojos se distinguieron por su intervención en las últimas fases de la Cruzada, cuando reconquistaron los mundos cercanos a la antigua capital del subsector, Hecuba. Estos mundos habían caído bajo la tiranía de una secta herética del Mechanicus, la cual tenía su centro en el antaño orgulloso mundo forja de Shaehol. Se trataba de un mundo fétido de pantanos químicos y traicioneros desiertos de ceniza, con un ecosistema destrozado por milenios de industria continuada, y fuertemente defendido por legiones de locos seguidores semimecánicos leales únicamente al Magos Oscuro que los creó. La paranoia de los oscuros señores de Shaehol había recubierto el planeta de innúmeras defensas de miles de kilómetros de alambre de espino, y había recubierto la destrozada tierra con racimos de minas huracán y con laberínticas fortalezas.

Los Escorpiones Rojos dirigieron un ataque orbital como punta de lanza contra Shaehol, con cápsulas de desembarco apoyadas por cañoneras Thunderhawk y arietes de asalto Caestus, que permitió establecer una cabeza de playa en el planeta. Durante diecinueve mortales horas el Capítulo se vio forzado a defender la zona de aterrizaje contra falanges enteras de corruptos servidores de batalla, oleadas de operarios quirúrgicamente modificados y las enormes y torvas máquinas de Shaehol, pero no desfallecieron. Gracias a su decidida acción, los Titanes de la Legio Tempestor y los Caballeros de la Casa Vymar pudieron aterrizar a salvo y desplegarse, permitiendo de esta manera a sus valientes protectores llevar la guerra al enemigo.

La completa reconquista del mundo forja llevaría todavía dos años enteros, hasta que los retorcidos señores de Shaehol y sus obras fueron destruidos hasta las raíces, pero el Culto Mechanicus no olvidó el sacrificio del Capítulo. Cuando por fin acabó la campaña y los Escorpiones Rojos se aprestaron a abandonar el planeta, los comandantes del Mechanicus les homenajearon, formándoles un pasillo de Caballeros y Titanes en su ruta hasta la zona de aterrizaje, inclinándose a su paso.

El Asedio de Vraks [826.M41 y 830.M41]

El mundo arsenal imperial de Vraks, en el Segmentum Obscurus, cayó bajo las maquinaciones del Cardenal hereje Xaphan, desencadenando un prolongado asedio del planeta por parte del Imperio. Con el tiempo, el conflicto empeoró, pues fueron llegando más partidas de guerra del Caos y renegados del Ojo del Terror, así como una mayor presencia de Marines Espaciales para hacer frente a la creciente amenaza. En última instancia, la matanza infernal de millones de personas contaminó el mundo y eso permitió una incursión demoníaca en toda regla sobre su superficie.

Ello obligó a involucrarse directamente a la Ordo Malleus y a los Caballeros Grises antes de que finalizara el asedio por las fuerzas imperiales, y Vraks ha quedado convertido en desechos. El Capítulo de los Escorpiones Rojos participó en dos ocasiones en momentos vitales de la guerra: primero en 826.M41, cuando sus fuerzas derribaron el lienzo de la muralla de la imponente Fortaleza del Complejo Vraks, permitiendo al 88 Ejército de Asedio de Krieg penetrar en la fortaleza. En segundo lugar, en 830.M41, durante la cruenta lucha contra los Marines Espaciales del Caos y las fuerzas demoníacas en la última dramática batalla del asedio, recapturando la fortaleza.

En esta ocasión, el Gran Comandante Verant Ortys dirigió personalmente una fuerza de asalto de cuatrocientos hermanos de batalla y capturó un punto estratégico vital, la Puerta de San Leonis, defendiéndola contra todos los atacantes, herejes, mutantes y demonios. En ambas intervenciones, uno de los guerreros de los Escorpiones Rojos, el Sargento Veterano Carab Culln, se destacó especialmente, conquistando gran gloria y honor para su Capítulo, y demostrando la habilidad marcial y liderazgo que un día le llevarían a dirigir el Capítulo.

DISPOSICIÓN EN LA GUERRA DE BADAB

El Capítulo de los Escorpiones Rojos iba a desempeñar un papel crucial en la Guerra de Badab, puesto que sus sucesivos Señores del Capítulo dirigieron las fuerzas de Marines Espaciales leales durante la guerra, con las bendiciones de los Legados imperiales, si bien éstos manifestaron alguna duda al comienzo, dada la fiera reputación de independientes de que gozaba el Capítulo.

Acudieron por petición directa de las autoridades de Terra puesto que, como Capítulo en Cruzada permanente y sin encontrarse trabados en ese momento en ninguna otra operación de envergadura, los Escorpiones Rojos podían movilizar una fuerza considerabla Zona del Torbellino, una región que no les era desconocida, puesto que el Capítulo ya había combatido allí recientemente, como parte de la Campaña Expedicionaria Galen, en la década de 120.M41.

El primer gran contingente de los Escorpiones Rojos, una fuerza compuesta por las Primera, Segunda, Quinta, Sexta y Novena Compañías, llegó al Torbellino en 906.M41, bajo el mando de Verant Ortys, Gran Comandante de los Escorpiones Rojos, un famoso veterano de numerosas campañas, y a quien por consenso se le encomendó el mando de todas las fuerzas de Marines Espaciales leales.

La primera intención de Ortys era realizar una aproximación prudente al enemigo, la cual pronto se vio alterada por la inesperada fuerza numérica de los secesionistas. Las primeras acciones de los Escorpiones Rojos en la guerra se limitaron a responder a las incursiones secesionistas sobre las naves imperiales y llevar a cabo alguna acción en Vyaniah y otros puestos avanzados para tantear las fuerzas del enemigo. De todos modos, la Guerra de Badab tomó un giro radical para el Capítulo cuando Verant Ortys y su guardaespaldas murieron en misteriosas y oscuras circunstancias, mientras encabezaban un parlamento con Lufg Huron.

Sin embargo, en lugar de desorganizarse, el heredero natural del Capítulo, el Comandante de la Primera Compañía, Carab Culln, asumió inmediatamente el mando de los Escorpiones Rojos, con la ayuda del sabio consejo de Sevrin Loth, el Bibliotecario Jefe del Capítulo y una leyenda viviente por derecho propio. A pesar de alguna pequeña desavenencia, instigada por el Gran Maestre de los Halcones de Fuego, Carab Culln mantuvo el mando de los Escorpiones Rojos sobre la totalidad de las fuerzas de Marines Espaciales leales, y uno de sus primeros actos fue apartar a Lazaerek y aportar más fuerzas de su propio Capítulo. Esto incrementó la presencia de los Escorpiones Rojos en la zona de guerra a ocho Compañías y una flota de dos barcazas de batalla y cuatro cruceros de asalto.

La decisión que adoptó Gran Comandante Culln fue que su Capítulo encabezara las acciones del frente, y los Escorpiones Rojos desempeñaron un papel crucial en la mayor parte de las batallas importantes de la Guerra de Badab, como la invasión de Sagan, la supresión de Galen V, el primer asalto fallido sobre Vyaniah, la liberación de Surngraad o el sangriento asedio de Decabalus, que fue el prolegómeno del asalto final sobre el Sistema Badab. Además, pequeños destacamentos con los cruceros de asalto de los Escorpiones Rojos como eje central se batieron en docenas de combates navales, desde defender convoyes hasta realizar incursiones sobre puestos avanzados enemigos o interceptar los envíos de los secesionistas.

Una de las operaciones más intrépidas y laureadas de los años intermedios de la Guerra de Badab fue lo que ha sido dado en llamar el Incidente Angstrom, una incursión secreta ejecutada junto con los Salamandras para romper las líneas de suministro de armas a los secesionistas desde ese mundo forja neutral. El Gran Comandante Carab Culln dirigió personalmente el contingente de los Escorpiones Rojos, sin usar sobre su propia armadura el esquema de camuflaje prescrito por el Codex y, durante la lucha, acabó con el Epistolario de los Garras Astrales Iayune Tiamatus en combate cuerpo a cuerpo durante el ataque a los muelles de carga.

En 910.M41 la causa secesionista ya se encontraba tocada de muerte y las fuerzas del Tirano se encontraban casi todas confinadas al interior del Sector Badab, mientras que estaban llegando nuevos Capítulos leales de refuerzo. Este cambio de circunstancias permitió al Capítulo de los Escorpiones Rojos hacer una rotación de sus fuerzas (que habían sufrido un importante nivel de desgaste en las cruentas luchas en las que habían estado tomando parte) para permitirles rearmarse y reabastecerse. Ello dejó a la Primera Compañía de los Escorpiones Rojos y a los elementos de refuerzo de las Compañías de reserva tácticas y de asalto al frente de las hostilidades.

Esta fuerza jugó un papel fundamental en el asalto final sobre el Sistema de Badab, abriendo una brecha en el “cinturón de acero” de defensas orbitales del Sistema con la barcaza de batalla de Culln, la Espada de Ordon, en el famoso ataque que desató una tormenta de fuego y que la vería estallar y verla reducida a restos destrozados en el punto culminante de la batalla.

Tras el final de la Guerra de Badab, el Gran Comandante Culln y los Escorpiones Rojos fueron condecorados con la inusual y valiosísima Vexilla Imperialis por los Altos Señores de Terra por su papel en aplastar el alzamiento, para que les sirviera en lo sucesivo como símbolo de victoria y se convirtiera en una verdadera reliquia para el Capítulo.

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