jueves, 7 de julio de 2011

Los Guerreros Mantis

Nombre del Capítulo: Guerreros Mantis
Fundación: Desconocida; se cree que la 8ª [a mediados del M.34]
Mundo natal: Varios/ Racimo Endymion
Fortaleza-Monasterio: Varios/ El Valle de los Nueve Vientos [Tranquilidad III] es su principal instalación de entrenamiento.
Semilla genética (predecesor): Cicatrices Blancas (Merodeadores)
Descendentes conocidos: Ninguno.

“Los vientos del desierto no se preocupan de quién son los huesos que blanquean”. Proverbio de Endymion.

CREACION


Los Guerreros Mantis (o Mantis Legión) son un capítulo de los Marines Espaciales, fundada 598.M35, creado para ayudar a los Cicatrices Blancas en la vigilancia y la lucha contra las numerosas amenazas que alberga el Maelstrom.

Durante la Guerra Badab, los Guerreros Mantis participaron del lado de los rebeldes Garras Astrales, junto a los Ejecutores, y los Lamentadores.

La primera vez que se registró participación por parte de los Guerreros Mantis fue 904.M41, cuando la nave Rapturous Fire de los Halcones de Fuego fue atacada y capturada. En 907.M41, como Badab estaba siendo sitiada por los leales, dos capítulos fueron enviados para investigar los mundos ocupados por los Guerreros Mantis y Ejecutores.

En 912.M41 la rebelión fue derrotada y los Garras Astrales casi destruida. A los Guerreros Mantis se les concedió el perdón del emperador, y se les envío en una cruzada de cien años. Su Señor de Capitulo, khoisan Neotera fue despojado de sus honores y su armadura, y encarcelado en Penitentiacon en aislamiento por el resto de su vida.

Como parte de esta cruzada de penitencia, se había perdido su mundo natal, Ooteca, a manos del Capítulo de los Carcharodones, que se había dado como parte de tributo por formar leales en la guerra.

Esto significaba que durante la duración de la cruzada, los Guerreros Mantis se les prohíbe reclutar a nuevos miembros, y al final del M41 están en una escasez crítica de personal.

Muchos guerreros Mantis creen que su capítulo esta maldito y muchos fuera del capítulo todavía los consideran traidores a pesar de su perdón oficial. Según las Crónicas del escriba imperial CS Goto, así describe al capitulo de los Guerreros Mantis "un capítulo sobre el borde de la ley, al borde del olvido y acercándose a las fronteras de extinción, luchando desesperadamente de recuperar su lugar entre los elegidos. Ellos no estaban fuera de la ley o renegados , pero no tenían casa en el Imperio del Hombre. "

Conocidos por su ingenio y astucia, el Capítulo de los Guerreros Mantis ha sido desde hace mucho tiempo uno de los más olvidados y minusvalorados defensores del Imperio de la Humanidad. Entre aquéllos que les conocen, gozan de gran renombre por su habilidad en la guerra de guerrillas, devastadores emboscadas y repentinos asaltos demoledores.

Al igual que muchos Capítulos que está destinados a montar guardia a lo largo de amplias fronteras estelares o a patrullar por oscuras regiones de la galaxia donde acechan las amenazas, los Guerreros Mantis han mantenido durante mucho tiempo su solitaria vigilancia, casi siempre con plena autonomía y sin que nadie acuda en su auxilio por adversas que hayan sido las circunstancias.

Esta soledad, rota en muy contadas ocasiones, se acabó en el año 587.M41 cuando, por edicto de los Altos Señores de Terra, se incorporó a los Guerreros Mantis a la alianza de Capítulos de Marines Espaciales denominada Guardianes del Torbellino. Este destino conllevó además alianzas duraderas con dos poderosos Capítulos muy diferentes entre sí: los Garras Astrales y los Lamentadores. Una alianza que sería la perdición de los Guerreros Mantis.

Como muchos Capítulos de una procedencia similar, gran parte de los detalles relativos a los orígenes y primeros tiempos de los Guerreros Mantis se han perdido de los registros oficiales. Las enseñanzas y tradiciones que conservan al respecto los propios Guerreros Mantis están tan entrelazadas con mitos y alegorías que apenas sirven de nada a la hora de investigar ciertos hechos.

El registro más antiguo que existe relativo a los Guerreros Mantis se puede encontrar en el Libris Gloriana, un tratado de setecientos setenta y siete volúmenes relativo al estado de las fuerzas imperiales encargado para la ascensión del Alto Señor Gogol tras el Interregno de Nova Terra en 093.M36. La enorme acumulación de conocimiento contenida en el Libris Gloriana supone un recurso muy poco habitual, pero ha sido sucesivamente borrado y censurado, y muchos dudan de su veracidad en general.

Se encuentran otras dificultades en el texto, debido al oscuro dialecto de Gótico Alto en que está redactado el tratado, el cual era popular en la corte terrana en aquel momento. Menciona en términos muy rimbombantes a un Capítulo de los Adeptus Astartes, una “…legión guerrera de la Mantis (o “profecía”, el término no es claro)” de la 8ª Fundación (lo cual situaría sus orígenes a mediados del M.34), de “…la línea del gran Khan, a través de sus hijos los Merodeadores”. El texto alaba sus éxitos en combate contra los traidores del Ojo del Terror, así como aplastando amenazas alienígenas, y dice de ellos que operan lejos de su hogar, pero no cita el planeta capitular ni el sistema en el que se puede encontrar.

Parece factible que este antiguo Capítulo del que habla el Libris Gloriana y los Guerreros Mantis de la Guerra de Badab sean el mismo, puesto que los propios mitos del Capítulo aluden a una gran calamidad acaecida en el pasado, cuando se embarcaron en una Cruzada de varios siglos. Más aún, la semilla genética de los Guerreros Mantis conserva las trazas de la descendencia de los Cicatrices Blancas (los Merodeadores son un Capítulo de la 2ª Fundación). Esta evidencia resulta determinante debido a ciertas dificultades biogenéticas endémicas, pues la semilla de los Cicatrices Blancas ha sido históricamente unas de las menos empleadas para la creación de nuevos Capítulos de Marines Espaciales, con menos de una decena de unidades de Adeptus Astartes que deban sus orígenes a la sangre de los Cicatrices Blancas.

Los registros ciertos y detallados del Capítulo comienzan en 455.M38, cuando el magos Invilgia realizó un diezmo sobre la semilla genética de los Guerreros Mantis. Esta prueba les sitúa en el Racimo Endymion, advirtiendo un retraso en la recolección del diezmo, debido a las hostiles condiciones locales (un indicio de diezmos anteriores llevados a cabo con éxito, cuyos registros se han perdido). Todo ello lleva a la evidencia de varias pistas diversas relativas a la presencia del Capítulo en la zona desde por lo menos los mil años previos, incluyendo la entrada del Capítulo en los mitos indígenas de Lastratti y Hu.

Este oscuro pasado no es tampoco ninguna sorpresa, pues el propio Capítulo siempre ha mantenido una actitud solitaria e independiente, sin mostrar el más mínimo interés en los asuntos del Imperio, excepto cuando se cruzaban con los intereses y áreas de influencia en la zona de actuación del Capítulo. De hecho, antes de incorporarse a la fuerza de los Guardianes del Torbellino, se dice que la mayor alianza que mantenían con autoridades imperiales era con el misterioso Capítulo de los Guardianes de la Muerte, que también había perseguido sus propios intereses en la destrucción de diversas fuerzas alienígenas que operaban en los Baldíos de Gólgota y el Torbellino.

En cuanto a su carácter, un Marine Espacial de los Guerreros Mantis es quizá un poco más sutil o astuto que la mayoría, con un sentido de individualismo y confianza en sí mismo poco habituales. Cada uno de ellos es un superviviente nato, un asesino acechante en la sombra, y heredero de un linaje guerrero que se remonta a las tribus y los belicosos feudos de los salvajes mundos letales del Racimo Endymion.

Estos rasgos nativos se incentivan mediante décadas de experiencia en el campo y la loca ferocidad inherente a la semilla genética de los Cicatrices Blancas sobre la cual se basa el Capítulo. A diferencia de sus ancestros, sin embargo, sus corazones salvajes están aplacados por un toque de oscuro misticismo y, más que la furia de la tormenta, la suya es la energía concentrada de un huracán repentino que viene y se va sin aviso y no deja sino devastación a su paso.

ORGANIZACIÓN

El despliegue y organización de los Guerreros Mantis se aproxima bastante a los dictados del Codex Astartes, siguiendo una estructura estándar de diez Compañías, Mando del Capítulo, Apotecarión, Armería y Flota. Sin embargo, en la práctica, el Capítulo, debido a su posición de aislamiento y falta de recursos, ha tenido, a lo largo de gran parte de su historia registrada, que luchar con sus fuerzas menguadas, especialmente en lo relativo a vehículos blindados.

Esta dificultad ha ido empeorando con el lento desgaste de sus fuerzas, y las Compañías pocas veces han operado con algo que se parezca a una fuerza completa. Esto ha llevado a los Guerreros Mantis con el tiempo a concentrar sus recursos y limitada capacidad de producción hacia el equipo de combate que puedan mantener y que mejor se ajuste a sus tácticas de golpear y retirarse. Incluso en sus horas más bajas, el Capítulo ha sido capaz de desplegar una considerable flota de cañoneras Thunderhawk y otras nave de ataque para asegurar su movilidad en batalla.

Quizá por sus antecedentes de escasez, cada Guerrero Mantis lleva a cabo el mantenimiento de su equipo con especial reverencia, más allá incluso del grado de cuidado propio de la mayoría de Marines Espaciales. Dentro del Capítulo, las armas individuales y las servoarmaduras pasan de generación en generación de Marines Espaciales. Cada depositario añadirá sus embellecimientos, de modo que cada bolter y cada espada sierra es una atesorada reliquia por derecho propio.

Este nivel de individualismo en las filas de los Guerreros Mantis se nota además en el elevado grado de individualización de las insignias, marcas de combate y otras formas de ornato personal, incluyendo profecías y oraciones de protección talladas en la armadura o en sellos de pureza que se pueden encontrar entre los hermanos de batalla. También es preciso resaltar que los emblemas de cada Compañía a menudo representan grandes símbolos o visiones estilizadas de artrópodos o insectos, instaurados por el Comandante de Compañía de cada momento (la inspiración proviene de la megafauna del mundo letal de Tranquilidad III, donde se entrenan los reclutas del Capítulo).

Una consecuencia beneficiosa de que los Guerreros Mantis fueran destinados a los Guardianes del Torbellino fue, especialmente desde que Huron asumiera el mando, que los suministros y equipo empezaron a fluir hasta el Racimo Endymion para completar los vacíos almacenes del Capítulo.

Esto sirvió para renovar la capacidad de combate de los Guerreros Mantis, especialmente en términos de armamento pesado, variantes de Rhino y, lo más importante, servoarmaduras Mk. VII, cuyas piezas los Guerreros Mantis incorporaron a sus viejas reservas, que fundamentalmente se componían de antiguas armaduras Mk. V y Mk. VI. También ligó a los Guerreros Mantis, que por naturaleza eran independientes y desconfiados de los extraños, a sus compañeros Guardianes, y particularmente a los Garras Astrales. Se sellaron con sangre lazos de honor a medida que los Guardianes lucharon juntos para limpiar la Zona del Torbellino.

HONORES DE BATALLA MÁS NOTORIOS

La Caza de Kharfra el Antípata [330.M39]

Después de que el fallido intento de asesinato del Eclesiarca Nyber Vasille dejara al descubierto la corrupción del Cardenal Kharfra, el falso sacerdote y su hasta entonces secreto culto del Caos fueron llevados ante la justicia imperial, dejando una estela de destrucción por el Segementum Solar.

Declarados Traitoris Extremis desde cada púlpito donde pudiera llegar la voz del Ministorum, la caza a nivel imperial del Antípata y sus seguidores duraría décadas, pero habrían de ser los Guerreros Mantis quienes encontraran al maldito Kharfra. La inteligencia recogida de las almas de los corsarios renegados por los Bibliotecarios del Capítulo dio las primeras pistas de que el archienemigo de la Humanidad había encontrado refugio entre renegados adoradores del Caos de los Baldíos de Gólgota.

Esto condujo a una caza que duró cinco años para el Capítulo, y que les llevó al descubrimiento de una fortaleza secreta en las ruinas preimperiales del mundo letal de Parasis. Infiltrándose por las selvas fungiformes que rodeaban la fortaleza, los Guerreros Mantis atacaron sin aviso previo, haciendo frente a una fuerza de mutantes y herejes cinco veces superior en un letal asalto nocturno.

En cuestión de horas la fortaleza, llena de los cadáveres de sus defensores, había cambiado de manos, y los Guerreros Mantis buscaron a su presa. Kharfra, quien ahora no era más que una informe masa de carne, retorcida por los oscuros poderes a los que servía, fue expulsado a sangre y fuego de su refugio en las goteantes alcantarillas y sumideros bajo la fortaleza, escupiendo todavía altiva arrogancia. Una vez capturado, el prisionero fue conducido encadenado por los Guerreros Mantis al puesto inquisitorial de Valsingam para ser juzgado, lo cual les valió altos elogios de la Eclesiarquía.

La Purga de los Señores Esclavistas [901.M40]

Durante las postrimerías del M.40, los ataques por parte de los moradores del Torbellino se encontraban en su nivel más alto en los últimos dos mil años. Aunque esta amenaza es la que llevaría a la creación de los Guardianes del Torbellino, durante un tiempo los Guerreros Mantis hubieron de combatir en solitario contra las terribles fuerzas que se lanzaron contra los mundos imperiales el los bordes del Torbellino.

Dispersos en un frente muy amplio y superados numéricamente, los Guerreros Mantis lucharon no sólo con un coraje excepcional, sino con inteligencia, dirigiendo al enemigo hacia emboscadas, combatiendo sólo cuando la ventaja era suya, y retirándose antes de que fueran superados. Pero mientras sus tácticas resultaron efectivas contra los brutales Orkos e incluso más aún contra cultistas y renegados, los incursotes Eldar Oscuros, conocidos en los mundos que asolaban simplemente como “Los Señores Esclavistas”, eran una cuestión distinta.

Inhumanamente crueles y con la maligna paciencia de las arañas, la oscura estirpe de los Eldar eran cosas de humo y afiladas sombras de cristal, imposibles de encontrar y muy difíciles de batir. Durante más de sesenta años los Señores Esclavistas asolaron la Zona del Torbellino, con sus angulosas naves oscuras descendiendo sobre mundos desprotegidos, llevándose a miles gritando al cielo negro de la noche, atacando convoyes pobremente defendidos y aniquilando puestos avanzados aislados de cualquier apoyo.

Después de que tres hermanos de batalla de los Guerreros Mantis murieran valientemente en un intento de proteger la más importante ciudad templo de Tranquilidad II de las incursiones de los Señores Esclavistas, todo el Capítulo puso su empeño colectivo en acabar con ellos. Valiéndose de los Bibliotecarios de los Guerreros Mantis, famosos por sus habilidades en el subterfugio y en esconder sus acciones de la vista, el Capítulo trazó un plan para atrapar a sus viles enemigos con un blanco demasiado grande para su vanidad y apetitos como para que lo ignoraran.

Jurando públicamente que Tranquilidad sería defendida a toda costa, destacaron piquetes de naves a lo largo del sistema y empezaron a juntar a toda la escasa población del planeta en una única ciudad-campamento, defendida por dos fuerzas de Guerreros Mantis, una a la vista y otra oculta bajo las arenas desérticas sobre las que descansaba el campamento. Muy pronto tuvieron lugar una serie de incursiones de tanteo en los sistemas cercanos, detrás de los cuales los Bibliotecarios descubrieron un complejo patrón diseñado para abrir una brecha en las defensas de Tranquilidad, permitiendo a los incursotes adentrarse por ahí.

Cuando llegaron las noticias de un importante asalto sobre las importantes colonias mineras de Sigard, los Guerreros Mantis dedujeron que ése era el gran ataque de diversión que esperaban y, bajo el engaño de dejar una fuerza menguada para defender al más de un millón de almas que aguardaba temeroso en los campamentos, sus naves partieron del sistema a toda velocidad.

Dado que los cruceros de asalto casi vacíos de los Guerreros Mantis daban la impresión de que todo el Capítulo se estaba desplazando desde el Sistema Tranquilidad, de repente y pareciendo que surgían de la nada, las naves con forma de daga de los Eldar Oscuros aparecieron en los cielos de Tranquilidad. Les precedieron oscuros discos ardientes que se materializaban de la nada, agujeros en la realidad de los cuales surgieron deslizadores como tiburones y esquifes con afiladas alas, que descendieron sobre los campos, gritando como seres de pesadilla.

Con sus corazones endurecidos, los Guerreros Mantis aguardaron en silencio mientras los incursotes Eldar Oscuros comenzaban el ataque y masacraban a cientos de refugiados que morían gritando despellejados o eran abatidos por tormentas de astillas hipersónicas envenenadas. Las muertes de estos mártires habían puesto al enemigo al alcance del Capítulo, y la trampa estaba tendida. De las arenas del desierto bajo los campamentos emergieron los Guerreros Mantis con furia vengativa para aniquilar a sus enemigos procedentes de los cielos.

En otra parte, escondidos en los mares de dunas de los desiertos, dos destructores clase Cobra enterrados más de siete meses antes, se sacudieron los camuflajes de arena de sus proas hundidas y dispararon sus torpedos sin misericordia contra las panzas de los navíos de los Eldar Oscuros. Las cabezas de fusión de los torpedos, diseñadas para el combate espacial, ardieron como soles sobre el suelo árido. A medida que el fuego y los restos caían de los cielos, los vientos huracanados dispersaron los deslizadores alienígenas cual hojas muertas y esparcieron arena y polvo en muros de cientos de metros de alto.

Las hojas de los Guerreros Mantis se empaparon en sangre alienígena cuando los mortíferos Eldar Oscuros cayeron en la confusión y el desorden. Las naves corsarias supervivientes, malheridas por el ataque sorpresa, lucharon para escapar de la órbita de Tranquilidad y abandonaron a los suyos a su destino, tan sólo para ser destruidos en el sistema exterior por los cruceros de asalto de los Guerreros Mantis que volvían, como parte final de la trampa que se terminó de cerrar con contundencia.

Los Guerreros Mantis se cebaron en su venganza, sin ofrecer piedad al enemigo roto y cegado, muchos de los cuales no perecieron a manos de los Marines Espaciales, sino por turbas de las tribus de desierto, cuyo terror se había convertido en ira. Cuando los vientos por fin se aplacaron y lo fuegos se extinguieron, miles de vidas humanas habían sido entregadas al martirio, pero la purga de los Señores Esclavistas había llegado a su fin y se habían salvado muchos más miles de vidas.
DISPOSICIÓN EN LA GUERRA DE BADAB

Al comienzo del Conflicto de Badab, los Guerreros Mantis se encontraban un poco por debajo de su plena capacidad operativa, habiendo llevado a cabo recientemente incursiones en los límites del Torbellino, y habiendo sufrido importantes bajas en la 4ª Compañía por la purga de una infestación Genestealer en Verkruz. Esto les dejó con lo que se cree que era una fuerza de algo más de ochocientos hermanos de batalla y entre sesenta y ochenta iniciados exploradores, aparte de su cuerpo auxiliar de sirvientes y otras gentes del Capítulo dispersas entre sus bases y naves. La flota del Capítulo de los Guerreros Mantis consistía en una barcaza de batalla, tres cruceros de asalto, dos cruceros de vanguardia, seis transportes armados y al menos diecinueve naves de escolta y ataque de diversos tipos y clases, incluyendo varios navíos que anteriormente habían pertenecido a renegados o a xenos, y que el Capítulo había reutilizado para ataques de infiltración.

La razón por la cual los Guerreros Mantis tomaron parte en la Secesión era simple: siendo como eran fieramente territoriales y fieles a sus aliados, consideraron que los votos de hermandad hechos cuando se formaron los Guardianes del Torbellino eran inviolables. Consideraron el ataque contra uno de los Guardianes, incluso procediendo del Imperio, como un ataque contra todos ellos.

El proteccionismo que dispensaban los Guerreros Mantis sobre sus dominios también hizo que el Capítulo tuviera el dudoso honor de realizar los primeros disparos contra otros Marines Espaciales en la Guerra de Badab. Ocurrió cuando, en 904.M41, atacaron y capturaron el navío de los Halcones de Fuego “Heraldo Rojo”. La nave había invadido su territorio y había rechazado las demandas de parar máquinas y prepararse para ser abordado. Ello les condujo al conflicto abierto con los Halcones de Fuego y sus aliados Khartanos, y supuso cruzar una línea de no retorno para el Capítulo.

A medida que el conflicto se fue desarrollando, los Guerreros Mantis se involucraron activamente en la guerra secesionista a todos los niveles, operando como parte de los despliegues estratégicos secesionistas, más que sistema por sistema. Durante gran parte de la Guerra de Badab, el Capítulo se valió de su gran fuerza y experiencia, librando campañas de guerrilla contra enemigos numéricamente superiores, utilizando habitualmente tácticas relámpago, incursiones y emboscadas, y entre las fuerzas leales sólo los Aves de Presa podían igualarles en astucia. La más importante de las emboscadas del Capítulo en la guerra fue la trampa en la Caída de Belerofonte, que destrozaría a los marines Errantes.

A medida que continuaba la Guerra de Badab y crecían las fuerzas leales, los Guerreros Mantis, a pesar de su astucia y habilidad, empezaron a sufrir crecientes bajas que no podían recuperar, así como pérdidas en los dominios que habían protegido durante tanto tiempo, como el bombardeo de Sacristan. Estas pérdidas empeoraron a medida que se incorporaron Capítulos de refresco al conflicto y los leales abrieron una brecha entre el Racimo Endymion y el resto del Torbellino, cortándole los suministros a los Guerreros Mantis.

Algunas pruebas sugieren que, para 908.M41, el Capítulo estaba empezando a tener importantes recelos acerca del curso general de la Secesión y de la verdadera naturaleza y objetivos de los Garras Astrales y su líder, Lufgt Huron, especialmente tras la muerte del Señor del Capítulo de los Guerreros Mantis, Yarvan Sartaq, en compañía del Tirano durante el desastroso parlamento en Pena. Pero a aquellas alturas, la suerte estaba echada, y se había derramado mucha sangre en ambos bandos para cualquier otra cosa que no fuera un fin violento.

Fue entonces cuando la figura de Ahazra Redth, Bibliotecario Jefe de los Guerreros Mantis y conocido en su Capítulo como “el Profeta del Polvo”, adquirió preeminencia, convirtiéndose realmente en Señor del Capítulo hata el fin de la Guerra. Ahazra Redth distanció a su Capítulo de las maquinaciones del Tirano de Badab pero, fiel a su palabra, tanto él como los Guerreros Mantis siguieron siendo parte de la causa secesionista hasta su amargo final. Es de remarcar que la habilidad de Ahazra Redth como comandante y la fuerza de sus poderes adivinatorios hicieron que, incluso aislado, enormemente superado y haciendo frente a la matanza del Capítulo de los Carcharodones hacia el final de la guerra, tanto él como sus menguadas fuerzas, pudieran evitar el exterminio, causando serias bajas a sus enemigos defendiendo sus dominios.

Tanto el racimo Endymion como los Guerreros Mantis habrían de pagar un terrible precio en sangre por su papel en la Guerra de Badab, quedando menos de trescientos hermanos de batalla para ser sometidos al juicio imperial. El destino de Ahazra Redth se desconoce, y aunque algunos dicen que pereció en los últimos días de combate en Tranquilidad II, nunca se encontró su cuerpo. Tras la Guerra de Badab, los Guerreros Mantis son un Capítulo desolado, desprovistos de sus antiguas posesiones, fortalezas y honores, y están condenados a llevar a cabo una cruzada de penitencia de cien años para pagar por sus crímenes. La supervivencia a largo plazo de los Guerreros Mantis como Capítulo de los Adeptus Astartes en este momento es una incertidumbre.

ANEXO: El Protectorado del Racimo Endymion

El Racimo Endymion, un enclave de mundos imperiales rodeado por espacio salvaje, comprende un núcleo de sistemas estelares, seis de los cuales se consideran de gran importancia, y se encuentra al este galáctico de Terra, en los límites del Torbellino. Esta región, que nunca ha sido lo suficientemente coherente en términos políticos o económicos como para convertirse en un verdadero Sector imperial, camina al borde del abismo, con los horrores del Torbellino en su retaguardia y el área infestada de alienígenas de los Baldíos de Gólgota entre ella y el núcleo del Imperio. Hay unas pocas rutas de disformidad estables que entran y salen del Racimo, y todas ellas suelen estar plagadas de corsarios, espectros demoníacos y tormentas inesperadas.

Es esta región la que los Guerreros Mantis han tomado bajo su protección, y durante miles de años la han guardado y han conducido sus dispersos mundos en nombre del Imperio de los numerosos ataques que han sufrido. En lugar de tener una única fortaleza monasterio o un planeta capitular, los Guerreros Mantis han adoptado la práctica de mantener pequeñas bases, bastiones y puestos avanzados a lo largo y ancho del Racimo, muchos de ellos ocultos con gran habilidad.

El mayor y más importante enclave estaba en un área del mundo letal selvático de Tranquilidad III, a la cual denominaron el Valle de los Nueve Vientos. Los Guerreros Mantis lo utilizaron como la instalación principal para el entrenamiento de iniciados. La labor de los Guerreros Mantis no sólo ha servido para la protección de los mundos humanos del Racimo, sino que además ha proporcionado al Capítulo una base segura de operaciones. Desde allí, los Guerreros Mantis han sido capaces de atacar los Baldíos e incluso de llegar al corazón del Torbellino, donde existen amenazas mucho mayores que una partida de Orkos o de renegados.

Las gentes de los mundos primitivos o feudales del Racimo, por su parte siempre han visto a sus protectores como espíritus guerreros enviados por el Emperador. Son venerados como defensores que se han interpuesto entre ellos y las legiones del infierno desde tiempos inmemoriales, y su lealtad a los Guerreros Mantis es inquebrantable. Durante la Guerra de Badab, estas gentes se alinearían fielmente con el Capítulo, lo cual les conllevaría un importante castigo posteriormente.
TRANSFONDO ACTUAL
Los Guerreros Mantis han formado una unidad de lucha especialiazada en el capítulo, denominado Rezo Mantidae , formado por un grupo de guerreros encargado de rastrear a los renegados de los Garras Astrales.

Estas unidades de elite se les entrena de una forma completamente distinta que a sus hermanos astartes, únicamente para cumplir mejor su objetivo.

La semilla genética de los Guerreros Mantis tiene un defecto, y es que no funciona correctamente con el implante Preomnor. Como tal, cuando un guerrero Mantis se establece en un cierto marco de pensamiento, la glándula Prenomor segrega una potente neuro-toxina que cambia permanentemente la fisiología del marine. Este neuro-toxina altera el sentido Marine espacial, aumentando su velocidad de reacción, sino que también aumenta su fuerza en gran medida.

Desafortunadamente, este maravilloso don tiene un precio - el cambio es irreversible y se le nubla el juicio hasta el punto de no darse cuenta de quien es amigo o enemigo. Los Guerreros Mantis llaman a este estado de ánimo "niebla de combate" . Cada compañía tiene una unidad bajo este estado, que han dado todo al emperador y en actos de fe cuando han entrado en la "Niebla de combate". Estas unidades se llaman Mantis Religiosa.

El hermano batalla que descubrió este defecto genético fue el Capitán Maetrus, que después de la organización de la "Oración Mantidae" posteriormente cayó en la "Niebla de combate", mientras luchan contra una compañía de Garras Astrales.

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